miércoles, 23 de abril de 2008

Una de best-seller

Título: Un mundo sin fin
Autor: Ken Follet
Editorial: Plaza & Janes
Sección: Literatura histórica


El autor: Ken Follet nació en Gales en 1949, estudió Filosofía y ha trabajado como periodista y como editor. En su carrera como escritor abundan los thrillers de espionaje, pero su obra más fructífera es “Los Pilares de la Tierra”, aquí vuelve a intentarlo con una segunda parte.

La obra: la novela es muy parecida a su antecesora, es, desde luego, entretenida (si te gustan las novelas históricas, claro), esta vez la historia gira en torno a la reconstrucción de la catedral de Kingsbridge, la que construían en el primer libro. Algunos de los protas son descendientes lejanos de los personajes anteriores.
La trama está bastante bien construida, todo lo que se va narrando tiene su importancia antes o después, no hay paja. Nos sumerge en la Inglaterra de la Alta Edad Media, con todas sus injusticias, toma un papel importante la epidemia de la peste negra. Lo que pasa es que en este libro los buenos son muy buenos y los malos son malisíiisimos y casi siempre se les ve venir, además, los personajes principales de un bando y de otro tienen todos una suerte tremenda, salen de situaciones críticas algunas veces de forma casi inverosímil. El final es un poco apresurado (sí, a pesar de las casi 1200 páginas) y es, por supuesto, un final feliz, donde los buenos comen perdices y los malos reciben su merecido.
A pesar de lo dicho, en general me ha gustado, es un libro para recomendar a los amantes de la literatura histórica y a quienes hayan leído Los Pilares y les haya gustado, al fin y al cabo es más de lo mismo.
Elena

miércoles, 9 de abril de 2008

Leer un “telefilme”

Título: Contrato con Dios
Autor:Juan Gómez Jurado
Editorial: Ediciones El Andén
Sección: Narrativa Hispano-Americana

El autor:Escritor y periodista español, nacido en Madrid en 1977 . Es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad San Pablo CEU. Como periodista, su carrera profesional ha pasado por las redacciones de Canal Plus, Cadena Ser, diario ABC y la Cope.Su primera novela, Espía de Dios, un thriller sobre un asesino en serie en el Vaticano, ha sido publicada en 35 países además de en España.

La obra: Hay muchas cosas que uno busca a la hora de leer, probablemente la principal y más noble de todas es la de entretenerse. La pregunta sería si esto es suficiente razón para leer, y si esto fuera así la novela de la que estamos hablando sería una buena novela, una obra destacable de la literatura. Pero no lo es y no creo que nadie defienda que los sea.
Por la forma de montar la trama y los personajes Juan Gómez Jurado tiene su clara inspiración no en el cine (verdadera cultura de muchos de los escritores actuales) sino en esa especie de subgénero del cine que son los telefilmes de después de comer. Mentiría si dijera que yo no me he “tragado” unas cuantas de estas maravillas de la cultura actual, es más, en algunos casos las he disfrutado. Pues bien con “Contrato con Díos” pasa algo parecido, me entretuve leyéndolo pero si se va a recomendar habría que poner muchos avisos. Para empezar la trama principal esta basada en una búsqueda del arca perdida (¿de que me suena a mi esto....?), en la que por supuesto se mezclan personajes de aviesas intenciones con los puros de corazón (¿me sigue sonando y no sé de que....?) para terminar en un totum revolutum de carreras de coches, mujer al sol, pistolas y venganza. La verdad es que así dicho suena mejor de lo que es, pues en realidad los personajes son de un cartón piedra de tal grosor que se percibe el olor a pasta de papel desde kilómetros. Pero a pesar de todo y como muchos telefilmes, la verdad es que te entretienes. Ustedes eligen.

Ignacio.

Lectura para estar en la "zona"

Título: Zona Fría
Autor: Jonathan Franzen
Editorial: Seix Barral
Sección: Narrativa extranjera

El autor: Nació en Ilinois y tiene 49 añitos. Lo conocí hace unos años cuando se publicó en España Las correcciones y le hice una entrevista para Delibros. Después del encuentro y de que me firmara el libro, cuando iba en el metro camino a casa, me di cuenta de que la mitad de la entrevista no estaba grabada (problemas técnicos) así que no tuve más remedio que inventármela. Pero quedó muy bien.

La obra: Después de hablar tanto de la vida del autor será mejor meternos directamente en su obra. Este fin de semana leí una crítica acerca de la misma en ABCD escrita por Juan Manuel de Prada en la que ponía el libro poco menos que a parir. Como yo ya había leído el libro pensé con mi modestia habitual: este Juan Manuel de Prada no sabe leer, ha escrito algunos libros que valen la pena, vale (Coños, Las máscaras del héroe y punto, el resto es que ya desde la portada tiraban para atrás), pero no tiene ni idea de lo que dice. El caso es que resume el libro bastante bien así que os invito a leer la crítica. 

Que quede claro que Zona Fría no es una novela. Es más bien un ensayo o relato autobiográfico en el que el autor rememora algunos momentos de su infancia y juventud, reflexiona acerca de sus vivencias ya como adulto y escritor de pro y divorciado e hijo de una madre neurótica y un padre autoritario. Hay mucha anécdota, sí, pero también hay mucha literatura. Franzen sabe cómo llegar a trascender a partir de lo inane pero sin que se note mucho. El libro está dividido en varios capítulos que se centran en momentos más o menos concretos de su vida y de ahí va tirando de oficio y saber hacer y leerlo sienta como una cerveza fría después de una dura jornada vendiendo libros, buñuelos de viento o pastillas para la tos. Lo que más me gusta de este libro es que no es una novela pero está escrito como si lo fuera o, como decía Umbral, metiéndole a todo algo de literatura. Leí el primer capítulo por simple curiosidad, para ver qué me contaba este tío con el que charlé una vez, para comprobar si quedaba algo de aquello que leí en Las correcciones. Después de este primer capítulo ya no pude parar, y no porque me enganchara la trama (que no hay), sino porque después de un día entero trabajando y sin nada interesante en la tele, la cama o la nevera, el cuerpo me pedía algo más de Franzen, vete a saber por qué. No sólo de novela histórica vive el hombre.

Luego un vaso de leche y a la cama.

Manuel


jueves, 3 de abril de 2008

Be friky, my friend

Título: Be water, my friend
Autor: John Little
Editorial: La esfera de los libros
Sección: Religiones orientales

El autor: Licenciado en Filosofía por la Universidad McMaster de Hamilton, Ontario, escribe artículos en revistas de deporte, ha escrito varios libros de salud y fue El Elegido por la fundación de Bruce Lee para difundir el legado intelectual del artista marcial.

La obra: Querido lector, si eres friky como yo (y si no también), a estas alturas de la película seguramente sabrás que Bruce Lee (San Francisco, 1940 - Hong Kong, 1973) se ha convertido ya en todo un icono de la cultura pop-ular digno de haber podido entrar en la portada las Sgt. Pepper´s… de los Beatles. Desde su muerte hasta la actualidad, toda una caterva de frikis se ha encargado de ello. Y sí: es oro todo lo que reluce. Pero no precisamente por lo que respecta a dicho grupo, sino porque a nuestro pesar, su mensaje sigue siendo tan auténtico como verdadero.

En esta pequeña joya (aunque de bisutería, eso sí), John Little realiza un sucinto repaso de la biografía intelectual del malogrado Lee, que viviendo siempre a caballo entre oriente y occidente, supo encontrarse las habichuelas en el mundo del espectáculo cinematográfico con la habilidad de no sólo conservar, sino también de difundir a través de la actuación, el preciado acervo cultural del que era oriundo.

A pesar de tener la juventud errática de un adolescente problemático, Lee supo finalmente encauzar su vida a través de las artes marciales. Todo un lugar común, dicho sea de paso, salvo porque en esta ocasión adquiere tintes arquetípicos. Pero como ya he insinuado antes, no es ésta una biografía del personaje en cuestión, sino de sus ideas y de cómo trató de difundirlas en ambos extremos culturales.

Quien esté familiarizado con el Tao y con las filosofías orientales, no encontrará ningún contenido especialmente novedoso en este libro. Pero lo que sí podrá encontrar es la gran sensibilidad de un hombre que siempre trató de llevar a la práctica las ideas filosóficas que profesaba. Y esto, tratándose de la filosofía del Tao, no es una cuestión badalí. Porque a diferencia de lo que sucede con la filosofía occidental, donde todo es mucho más explícito y la razón más estricta puede llegar a calarlo todo, la filosofía oriental es mucho más poética e inaprensible.

Según Little, el taoísmo se apoya directamente sobre el simbolismo del Tai Chi, o lo que en occidente es más conocido como el símbolo del Yin/Yang, que representaría la filosofía del “uno entre muchos” o “Absoluto”, donde el yin (suavidad) y el yang (firmeza) son dos fuerzas conceptualmente contrarias, pero al fin y al cabo complementarias en la realidad, y que no hacen sin formar la fuerza indivisible de la que surgen todos los cambios por la propia y constante interacción de ambos principios reguladores.

Sobre esta base, Lee elaborará la filosofía de su arte marcial, a la que bautizó como Jeet kune do (“el puño que intercepta”), y que puede resumirse como una forma de “luchar sin luchar” en la que se utilizan a partes iguales tanto el yang como el yin. De aquí que su estilo de lucha acabe siendo algo así como una ausencia de estilo en la que adquiere una importancia capital la adaptación a las circunstancias y al oponente de cada combate. No en vano, para enfatizar todo este concepto del Tao, Lee elaboró su propio símbolo del JKD añadiéndole al del Tai Chi dos flechas rodeándolo para enfatizar la interdependencia de todas las cosas, y en torno a éste, la frase en chino: “Utilizar la falta de camino como un camino; y la falta de limites, como límite.” (Ver su dibujo arriba a la izquierda en la fotografía de la portada del libro.)

Pero no nos llevemos a engaño. La filosofía del JKD no se restringe al arte marcial, sino que también es extensible a cualquier ámbito de la vida, que es precisamente lo que siempre trató de llevar a cabo y difundir el propio Lee, porque, como se ha visto, la propia filosofía del JKD nace de algo mucho más profundo y esencial que cualquier arte marcial, no siendo éste más que una de sus múltiples manifestaciones.

La virtud aquí de Lee es la de haber servido, para toda una generación, de un gran difusor, a través de sus películas, de todo este contenido de la filosofía del Tao, y que el mismo Lee, visto ahora retrospectivamente, pudo haber resumido como el título del libro: Be water, my friend.

“Deja en blanco tu mente. Permanece sin forma definida. Como el agua. Si viertes agua en una taza, se convertirá en la taza. Si la echas en una botella, se transformará en ella. Si la pones en una tetera, será la tetera. Pero el agua puede fluir o estrellarse contra algo. Así que sé agua, amigo mío.”

Son las propias palabras de Lee recogidas de La entrevista perdida de televisión que le realizó Pierre Berton en 1971, pero que no salió a la luz hasta mucho después de su muerte, en 1993, aunque la mayoría de la gente (yo entre ellos) las haya escuchado bastante más recientemente por ser utilizadas, abyectamente (todo hay que decirlo), por la BMW para patrocinar en televisión uno de sus productos igualmente abyectos.

Aún sería preciso entrar en otros conceptos fundamentales del Tao, como el wu hsin (“no mente”) y el wu wei (“no acción”) sin los cuales no es cabalmente comprensible esta filosofía, pero ya va siendo demasiado extenso esta reseñita que sólo pretende invitar a la lectura, no resumir el libro de pe a pa a mayor gloria de un pedantón cualquiera. Sólo diré para acabar unas palabras acerca del tal Little. Sin duda alguna lo mejor del libro son las propias palabras de Lee (ver a este respecto los propios libros de Lee acerca de JKD y sus recopilaciones de aforismos), y quizá también la aportación de Little cuando se limita a comentar las palabras del primero. Pero cuando el propio Little empieza a aportar ideas de su cosecha, la pringa estrepitosamente. Como ya he dicho antes, Little es licenciado en Filosofía por la Universidad McMaster de Hamilton, Otario. Lo dice en la solapa del libro. Y yo digo: Pues vale, como si yo me licenciara en Biología marina por la Universidad de Albacete. Porque, en verdad, resultan sorprendentes, por ejemplo, las afirmaciones, auque breves (gracias a Dios), de Little acera del Tractatus logico-philosophicus de Wittgenstein, de las que sólo se pueden decir que son notoriamente equivocadas; la comparación del “Absoluto” taoista con el “Absoluto” de Hegel no puede ser más que calificada de hilarante; y la intromisión en el discurso de la mecánica cuántica vía David Bohm no puede ser otra cosa que superchería cienciológica (esto es, de la “iglesia” de la cienciología).

En definitiva, libro recomendable para quien quiera penetrar en el sincero pensamiento de Bruce Lee más allá de la ejecución gimnástica de unos movimientos marciales, que sin toda la filosofía que los sustenta, resultarían completamente inanes.

Michelle Djerzinski